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das Mystische 2.1

ENTRE EL HIELO Y LA TIERRA

La idea de un Big Bang personal, intransferible, de una gran explosión de imperfecciones que dé vida, inexplicablemente, a un nuevo universo, a un punto único desde donde poder explicar el origen y la evolución del mismo, resulta tan atractiva que me dejo apresar por esta imagen a la espera de tiempos mejores. Que todo queda para el esbozo y la autobiografía es algo que sólo intuyen los grandes (véase Cavell y sus notas sobre las Investigaciones Filosóficas), pero al menos puedo llegar a saber quién soy (o casi) y hasta dónde puedo llegar (con la ayuda inestimable de Immanuel Kant) y, por tanto, creo, no debo preocuparme. ¿O acaso debo preocuparme?

Sin salir apenas de Köenigsberg, Kant sufre numerosos y sorprendentes principios, explosiones formidables que alumbran universos imposibles, imprescindibles, que dan vida y misterio a experiencias tan esenciales como ésta: “La razón humana tiene, en una especie de sus conocimientos, el peculiar destino de verse acosada por cuestiones que no puede ignorar, pues le son propuestas por la naturaleza de la razón misma, pero que tampoco puede contestar porque trascienden todas sus facultades”. Así, desde la Crítica de la razón pura, Kant dibuja un principio contundente, más que aceptable, y lo suficientemente honrado e inestable como para comenzar a trabajar humildemente, humanamente. En presencia de Kant, ahora, puedo preguntar sin disimulo: ¿Cuál es la naturaleza de la verdad, del conocimiento, de la racionalidad? Y más adelante: ¿Dónde está Wally?

Por lo que respecta a los materiales (autobiográficos, esbozos), estos se tratan con el mismo cariño con el que uno trata a sus hijos, y con la atención debida y el manejo de los tiempos que aconsejan los comisarios de arte. Juan Luis Moraza, escultor, profesor de Filosofía del arte y responsable de Tejidos. Óseos, pictóricos, arquitectónicos, aprendió de unos arqueólogos que trabajaban en las ruinas de la antigua Roma: “En la excavación se guarda todo. Tan valiosas resultan las joyas como la basura, porque ambas son restos que nos permiten investigar”.

Materia oscura y energía oscura se suceden en un juego inútil, interminable, de consecuencias imprevisibles. ¿Cuál es la naturaleza de la verdad, del conocimiento, de la racionalidad? ¿Dónde está Wally? Terry Eagleton, el teórico marxista autor de El Portero (autobiográfico) y guionista del Wittgenstein de Derek Jarman, opinaba así sobre el austriaco: “Algo en él delataba la nostalgia del hielo, donde todo es radiante, absoluto e inexorable. Y aunque se complacía en la idea de una superficie ruda, no podía decidirse a vivir en ella. Naufragaba así entre el hielo y la tierra, y no hallaba reposo en lugar alguno, y allí radicaba el motivo de su pena”.

¿Acaso debo preocuparme?

1 comentario

C. Martín -

Me recuerda esto tuyo del cielo y la tierra al artículo de Magonia de hoy

http://blogs.elcorreodigital.com/index.php/magonia/2006/12/20/carl_sagan_y_lo_innecesario_de_la_divini

Y no, no te preocupes, te va a dar igual, je.